martes, 13 de diciembre de 2022

 

PERLAS, LÁGRIMAS Y EL VIENTO DE LEVANTE

         A quienes nos gusta escribir, sabemos que en la labor de documentación previa, para bien o para mal, se acaban encontrando datos, testimonios e imágenes inesperados. Y, entonces, todo gira en sentido inverso al que deseábamos. Podría decirse la repetida frase de que “la realidad supera a la ficción” o que es la vida imponiéndose a nuestros planes.

         A veces, es una perla; alguien capaz de hacer verosímil el personaje que bullía en nuestra cabeza, un lugar o una anécdota poco conocidos. En ocasiones, son lágrimas, tragedias que nos llevan a considerar si es preferible cerrar el expediente y dejar el dolor en la más absoluta intimidad de quienes lo sufren.

         Estas reflexiones me asaltaron cuando me documentaba para mi novela más reciente, “Viento de levante” (Peripecias Libros, 2022) y encontré esta triste noticia:

“Este jueves 21 de julio se cumplen 50 años del trágico accidente ferroviario entre las localidades de El Cuervo y Lebrija”

“Por este motivo la Diputación de Cádiz, a través de su Servicio de Producciones Audiovisuales ha realizado un documental en el que profundiza en lo ocurrido hace 50 años. Este documental, que lleva por título ‘El llanto de El Cuervo’.

         Se representó ante mí cada vida, las que se truncaron definitivamente y las que quedaron marcadas para siempre. De alguna manera, ese dolor de los demás llegó como una constatación de que la existencia cotidiana de la que, a veces, nos quejamos, es el bien más preciado.

         Guardé todo el material y continué mi tarea, sabiendo que, aunque no fuese mi intención, ni el argumento de la novela, el eco de esa pena iba a impregnarlo, a dejar una huella indeleble. Al fin y al cabo, escribir es dar vida a los recuerdos; quien escribe puede tener el afán de que no mueran del todo los seres que amamos. En mi caso, que el Viento de levante no haga parecer ajeno lo que es humano.

martes, 4 de octubre de 2022

 

CUANDO EL LOCO ME INVITABA A SU COLINA

 Era yo muy joven y, a menudo, andaba  preocupada por si la guerra fría acababa de calentarse, por si el mundo no tenía nada más que ofrecer que el hambre y la decepción que habían llovido siempre.

Aquel buenas noches, seco, que sugería la entrada a la madrugada, la voz llena de silencios y el humo de un cigarrillo interminable, me enseñaron que todos los imperios se terminan y comienza una esperanza, que acaba germinando por poco que dure; que la pasión es el único motor posible y, sobre todo, que la noche vista desde una colina es el mejor espectáculo del que podemos disfrutar los seres humanos.

Descansa en paz, Loco. Seguiremos guardando tu colina.


miércoles, 6 de abril de 2022

PACTO CON EL MAR

 

Abandoné hace años el afán de estar sin ser; persisto en el empeño de construirme sin exhibiciones; pago religiosamente la cuota que la sociedad pide a quienes se dicen fieles a sí mismos y, quizás, no sean más que miopes que no entienden lo que les rodea. 

A pesar de todo, de vez en cuando, negocio conmigo misma una tregua y me echo a caminos desacostumbrados. ¿A quién no le tienta lo desconocido?

Luego, regreso a mi vida como quien ha sido escupida por el oleaje: aterida, sedienta de lo cotidiano, cansada de aventuras imposibles y, sin embargo, soñando con el mar.