miércoles, 4 de marzo de 2020

POBREZA CONTAGIOSA

La pobreza se contagia, según enseñan los manuales de supervivencia. 
En la sociedad actual, carece de sentido que los pobres de la Tierra se unan para alcanzar un mundo mejor y, al propio tiempo, demostrar a quienes más tienen, que es necesario repartir la riqueza y que "ser uno de los desfavorecidos" no es cuestión de mala suerte, sino el fruto de unas estructuras que impiden el paso a quienes menos tienen, privándoles de oportunidades educativas, laborales, etc. Nadie apuesta por cambiar el mundo, por poner sensatez y humanidad en esta selva en la que lo hemos convertido. No se lucha para que haya agua para todos, sino por estar lo más cerca posible de la fuente, impidiendo que otros se acerquen.
En la pobreza existe una escala, como nos han enseñado desde Grecia en estos últimos días,
y nadie quiere bajar un escalón, aunque se trate de ayudar al prójimo. No sirve de nada pertenecer a esa vieja ilusión llamada Europa, puesto que también sus instituciones parecen apostar por sus propios pobres, dando la espalda a los demás.  No todos pueden llamarse pobres europeos, esa etiqueta está reservada.
Al viejo dicho "Siempre ha habido ricos y pobres", habría que añadir que nunca tantas clases de pobres como ahora.