PRESUMIR DE ABRIL
El ser humano presume, da
igual el motivo. Así que los nacidos en abril, diremos sin asomo de vergüenza
que no hay comparación entre una tarde de cualquier otro mes y una de abril.
Las tardes de abril no se recogen, ni se avergüenzan de ser más largas; abril
callejea por las habitaciones, las recorre y se aventura por los ventanales y
los patios, sin atreverse aún con las azoteas, que son un desafío más propio de
mayo. Abril se enseñorea en la casa, alargando la luz, los brotes y las conversaciones
lánguidas y hace soñar al corazón con una eternidad que es cierta solo un
momento, lo suficiente para soñarla siempre. Abril se detiene en los jazmines
del balcón; conserva memoria de incienso y silencio, aunque aspire a guitarra y
jarana. Una sola tarde de abril contiene toda la esperanza de la tierra y, al
mismo tiempo, la melancolía juanramoniana.
Presumir de abril es una
forma como otra cualquiera de amar la vida por encima de la certeza de la
muerte.
Muy bonito.
ResponderEliminarMuchas gracias
EliminarNo se puede decir más bonito
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