En una historia bien contada (como esta) caben muchas historias. De modo que, cuando la autora afirma que quería escribir sobre la relación de sus padres, escribe también sobre las relaciones de pareja en los años sesenta, cómo se forjó la clase media, el esfuerzo y el tesón de los que se quedaron en la posguerra y dieron vida al país.
La novela refleja la mirada comprensiva de una adulta a la niña que fue, la que experimentó la enfermedad y muerte de su madre a temprana edad y, mientras comenzaba su vida independiente, sufría el inevitable distanciamiento que supone crecer.
A lo largo de la novela, Elvira Lindo contempla los miedos y debilidades de un hombre que ocultó a su familia las heridas de la infancia para proporcionarles una vida feliz.
Con humor y personajes entrañables, la autora nos ofrece una mirada curiosa hacia sus progenitores, pero también, un ejercicio de reconciliación con el pasado.
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