miércoles, 18 de diciembre de 2019

ESPERANZA Y UN TROZO DE PAPEL


Hay nuevos pueblos bonitos en España (según una reciente publicación, son quince); no se sabe si se han sometido a algún tipo de restauración o acaban de ser descubiertos. Alguien sin nada mejor que hacer ha publicado un estudio (¡madre mía, cuánto estudio innecesario!) aseverando que hay personas que han dejado de ducharse a diario. No hacía falta ningún estudio, bastaba con usar el transporte público con frecuencia o hacer cola en cualquier oficina bancaria o de correos. Tenemos espías en el siglo XXI, mujeres rubias, altas, que usan tacones de quince centímetros y se dejan entrevistar tranquilamente, mientras hablan de su último cliente, un productor de fama mundial que va a sentarse en el banquillo acusado de violación. Lo que no tenemos todavía es Gobierno; al más puro estilo de una comedia de enredo, entran y salen de una habitación, se hacen fotos, anuncian posturas enconadas y, al día siguiente, acercamientos sobre no se sabe qué extremos. Debe ser muy dura la vida de un político, haciendo todo lo posible por convencer a sus votantes de que lo prometido no es ninguna deuda, sino un lastre que no podrá cumplir, una legislatura más.
Los periódicos digitales no traen ninguna otra noticia de "interés"; tendré que esperar al domingo para ver las lágrimas de los premiados en la lotería de Navidad y la cara de circunstancias de aquellos que no compraron, pero se dejan mojar por el champán una fría mañana de diciembre. Al menos, ellos han sabido mantener la esperanza en un trocito de papel.

lunes, 2 de diciembre de 2019

LUIS LANDERO O LAS PALABRAS INOCENTES


LLUVIA FINA. LUIS LANDERO. Tusquets Editores
A Gabriel se le ocurre celebrar el 80 cumpleaños de su madre invitando a cenar a las dos hermanas, Sonia y Andrea, con sus respectivas parejas, además del ex marido de Sonia, con quien la madre siempre mantuvo una excelente relación. La idea de Gabriel de recomponer las maltrechas relaciones familiares se ve muy pronto asaltada por numerosos inconvenientes y la nula colaboración de sus hermanas, que se encargan de ilustrarnos sobre todo tipo de desventuras con las que justifican su falta de interés en el encuentro. Aurora, esposa de Gabriel, se convierte en la destinataria de las confesiones de las dos hermanas, que la hacen partícipe de sus decepciones y de su particular visión sobre la historia familiar. Además, Aurora es la depositaria de las esperanzas de Gabriel, a quien intenta advertir de que es mejor dejar las cosas como están.
Desde el inicio, advierte el autor de que “las historias y las palabras no son nunca inocentes”, que “los relatos no son inofensivos”. Estas premisas sirven tanto para el puzle de narraciones que va haciendo cada personaje sobre sí mismo y sobre los demás, cuanto para ser aplicada a la novela en su conjunto. Porque la apariencia sencilla de la narración esconde una mirada amarga hacia las relaciones personales, la imposibilidad de comunicar, a pesar del abuso de la palabra, que sirve para defenderse y para herir, ocultando los verdaderos sentimientos.
            Landero ha introducido personajes oscuros, con comportamientos casi patológicos, que buscan justificar sus actos, encontrando en el personaje de Aurora, a la perfecta confidente, que parece comprenderles sin criticarles (lo que son incapaces de hacer unos respecto de otros).
            Escrita con el habitual estilo preciso del autor, capaz de concentrar en una frase todo el detalle y la profundidad psicológica de los personajes, en esta ocasión, los lleva al extremo, sin reservar un resquicio para la esperanza.



miércoles, 4 de septiembre de 2019

SEPTIEMBRE PEREZOSO


La sombrilla y dos hamacas aún ocupan un lugar en el patio, esperando, remolonas, que, en cualquier momento, volvamos a tomarlas. Siempre nos decimos que septiembre es un buen mes para escaparse entresemana a la playa; pero los días han adquirido la tonalidad distinta de ser laborables, y nos convertimos en niños obligados a decir adiós a algo muy querido: alargamos la mano, contorsionamos el cuerpo y, aún así, no llegamos. De modo que aquí estamos de nuevo, frente al ordenador, tecleando sin saber en qué momento consumimos la vida que habíamos aguardado durante todo un año. Colocamos la mejor puesta de sol playera como fondo de pantalla y contamos anécdotas a quien nos devuelve las suyas propias con nostalgia. 
Ese tiempo se ha acabado y ahora septiembre ronronea y se despereza entre unos recuerdos que, como suele ocurrir, son más maravillosos que todo lo que hemos vivido.

Seguro que el próximo año volveremos a disfrutar el mejor verano.

jueves, 14 de febrero de 2019


TIEMPO DE AMOR

            Afuera arrecia el viento y las hojas alfombran las calles, incomodando a los escasos transeúntes. La radio habla sin cesar de inestabilidad en cualquier parte del mundo y los datos de las economías domésticas siguen siendo desalentadores. Todo se parece bastante a un túnel que nunca se acaba, desde el que, de vez en cuando, se divisa una luz. A veces, se aproxima, y es alguien con una sonrisa o una palabra amable.

            Todo se construye desde el corazón. “Si no tengo amor, no soy nada”, que decía San Pablo. El cimiento más firme es el amor, pero lo hemos convertido en un guinda, algo que corona, que adorna; un buen reclamo comercial para un tiempo de miedo e incertidumbre, en el que se espera que nos aferremos a lo que podemos comprar, en lugar de cultivar lo que hay en nuestro interior.

            El camino está lleno de distracciones que se confunden con la vida, convertida en una interminable calle peatonal, llena de escaparates luminosos, cuyas exhibiciones mudan cada mes, cada temporada, cada fecha señalada. Importa mucho más quién nos acompañe y nos tome de la mano con el corazón.       

           

jueves, 31 de enero de 2019


El dolor de los demás o la honestidad del autor.

Ficha técnica.

Autor: Miguel Ángel Hernández. (Murcia 1977)

Editorial: Anagrama. 305 páginas.

Sinopsis: Año 1995. Es Nochebuena en la huerta murciana, donde vive el autor, apenas un adolescente. La hija de sus vecinos aparece asesinada en su propia casa. Posteriormente, el hermano y amigo del autor, aparece sin vida tras haberse tirado por un barranco. La investigación concluye que fue el hermano quien asesinó a la hermana, para, posteriormente, quitarse la vida. La causa nunca llegó a desvelarse.

            Veinte años después, el autor regresa a la huerta para narrar aquel episodio de su pasado. Hacerlo significa sumergirse en recuerdos agradables y en otros dolorosos que ahora cobran nuevo sentido con la mirada del presente. A lo largo de la narración, el autor se cuestionará su derecho a inmiscuirse en el dolor de otras personas.

            Hermosa y nostálgica reconstrucción de una parte de la historia de nuestro país en los años noventa, que constituye una conmovedora reflexión acerca de la razón de escribir y los límites para hacerlo.

Comentario personal:

            Demasiado acostumbrados a artificios literarios que introducen al lector en un espectáculo que –con frecuencia, no lo conduce a ninguna parte y, demasiado a menudo, no lo pone ante sí mismo–, “El dolor de los demás” es un relato de la vida real; un corto en el que seguimos al autor por un episodio doloroso de su adolescencia, que decide abrir en la edad adulta.

            Miguel Ángel Hernández quiere contar su dolor y acaba contando el dolor de los demás, obligado a enfrentarse a él para exponer la historia, partiendo de la huella que un crimen del pasado dejó en él, introduciéndose en el modo en el que lo vivió, descubre el dolor de los demás, la extraña comunidad que crea el dolor entre seres humanos.

            Cuando una relato comienza anunciando su contenido “esto es lo que voy a contar, y ya está, no hay más”, debemos sospechar que va a llevarnos mucho más lejos de lo que anuncia. Esa franqueza de la primera afirmación esconde un viaje hacia adentro, descarnado, cándido y amargo. Realizarlo es un imperativo para poner el pasado en su sitio, los recuerdos y los afectos truncados; pero, al mismo tiempo, irremediablemente, es una invasión del pasado de los demás, del tiempo y las experiencias compartidas.

El autor nos dibuja un retrato de la España de los años noventa, con la autenticidad de sus pueblos y el anonimato de sus ciudades, completando una narración conmovedora y sincera.

 

lunes, 14 de enero de 2019

TÚ TE QUEDAS AQUÍ


       Tras la valla del colegio, un grupo de niños mira a los transeúntes. Es una zona urbana residencial y, a esa hora, caminan con el carro de la compra o con el periódico bajo el brazo. Los seres humanos siempre nos movemos como si la vida fuera un inmenso aeropuerto; arrastramos los pies hacia allá o hacia acá con desgana o desilusión, hasta que el sonido de una voz por los altavoces nos obliga a reaccionar.

         Uno de los niños extiende los dedos entre los huecos que deja la malla de alambre. Es una mano inocente que pide. Da igual qué cosa sea, provoca en mí una sensación de desamparo de la que no sé salir. Siempre he pensado que cuando nuestra madre nos deja por primera vez en la escuela, dibuja para siempre esa intensa emoción de abandono que nos acompañará toda la vida y que se repetirá cada vez que no seamos aceptados o elegidos, ya sea en una oposición o en un baile.

         Por eso ahora, que te dejo en tu silla de ruedas en esta inmensa sala, y me dices que quieres marcharte conmigo, reprimo las lágrimas al responderte: “Tú te quedas aquí”.