miércoles, 18 de diciembre de 2019

ESPERANZA Y UN TROZO DE PAPEL


Hay nuevos pueblos bonitos en España (según una reciente publicación, son quince); no se sabe si se han sometido a algún tipo de restauración o acaban de ser descubiertos. Alguien sin nada mejor que hacer ha publicado un estudio (¡madre mía, cuánto estudio innecesario!) aseverando que hay personas que han dejado de ducharse a diario. No hacía falta ningún estudio, bastaba con usar el transporte público con frecuencia o hacer cola en cualquier oficina bancaria o de correos. Tenemos espías en el siglo XXI, mujeres rubias, altas, que usan tacones de quince centímetros y se dejan entrevistar tranquilamente, mientras hablan de su último cliente, un productor de fama mundial que va a sentarse en el banquillo acusado de violación. Lo que no tenemos todavía es Gobierno; al más puro estilo de una comedia de enredo, entran y salen de una habitación, se hacen fotos, anuncian posturas enconadas y, al día siguiente, acercamientos sobre no se sabe qué extremos. Debe ser muy dura la vida de un político, haciendo todo lo posible por convencer a sus votantes de que lo prometido no es ninguna deuda, sino un lastre que no podrá cumplir, una legislatura más.
Los periódicos digitales no traen ninguna otra noticia de "interés"; tendré que esperar al domingo para ver las lágrimas de los premiados en la lotería de Navidad y la cara de circunstancias de aquellos que no compraron, pero se dejan mojar por el champán una fría mañana de diciembre. Al menos, ellos han sabido mantener la esperanza en un trocito de papel.

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